La historia del caballo de juguete


Mi madre murió en el 2002. Yo acababa de terminar las clases, así que me fui a pasar varias semanas a casa con mi padre. Inmediatamente después, durante el duelo, me sentí extremadamente sensible. Cosas a las que en otro momento no les habría dado importancia, cobraron un significado más profundo.

Un día, mientras trabajaba en el jardín de la parte de atrás, me encontré con un caballo de juguete de 1976. Dí por hecho que era o de mis hermanos o mío.
Este simple juguete de plástico simbolizó muchísimo para mí en aquel momento y me dio mucha fuerza. Para mí fue como un recordatorio del amor de mi madre, un medio para enviarme un beso. En momentos como estos se necesitan signos y símbolos de amor. Podrían ser cualquier cosa: fotografías, un reloj, una flor, un pañuelo... Se unen a nuestros seres queridos que han fallecido, no sólo en un recuerdo físico, sino también de un modo más poético.

El tema del mar también aparece en mi trabajo debido a una serie de sueños que tuve en esos momentos. Comenzó a representar como una despedida para mí. Las olas rompiendo, como si fueran las palpitaciones de un corazón, es como si fuera una conexión a algo más universal e infinito.


FIN

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